Esta mujer y yo terminamos.
Ahora, dejando el desorden de
las sábanas
hemos mirado por la ventana
hacia la calle.
Un poco a la derecha
unos obreros componen una
enorme valla
que dice: Todos con boinas
rojas a la Plaza de la Revolución.
Ella se vuelve al interior
del cuarto de hotel.
Yo miro sus nalgas color de
tinta de imprenta.
Siento lo que los hombres
normales ante tal espectáculo:
Doy gracias a quien corresponda por encontrarme vivo.
Domingo Alfonso
“Cuba n. 1935
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